En las dosis adecuadas, las nueces no solo no engordan, sino que además nos aportan multivitaminas y llenan nuestras reservas de energía.
Hay una razón por la que siempre se dice que el desayuno es la comida más importante del día, aunque a menudo nos lo saltemos. Al despertar, tras nuestro sueño durante la noche, debemos ingerir alimentos que nos aporten vitaminas y nos den la energía que necesitamos para afrontar lo que nos depare el día.
¿Qué alimentos deben estar en el menú del desayuno? Primero, no deberíamos alejar de todos los alimentos que elevan el azúcar en sangre, la mayoría de los cuales consumimos todo el tiempo: galletas, cereales, pan, tostadas con mantequilla, zumo de naranja… cuanto más bajo sea el índice glucémico, mejor.
Dentro de las opciones viables para el desayuno, que nos aportan un valor nutricional y enérgico elevado, están las nueces.
Un desayuno ideal, que consistiría en lo que realmente necesita nuestro cuerpo, debe incluir: fruta, proteína, yogur y frutos secos, ya que nos aportarán todas las «grasas buenas» que nuestro cuerpo puede utilizar. Y, para los frutos secos, nos decantamos por las nueces, que son de los alimentos de este grupo que más grasas saludables contiene.
Las nueces tienen unas propiedades sorprendentes y su inclusión en el desayuno es muy recomendable, puesto que nos aportan la energía sostenible y duradera que necesitamos para afrontar el día sin la «montaña rusa» que nos provocan los hidratos de carbono de absorción rápida.
Además de “aportarnos una buena cantidad de proteínas, son una fuente valiosísima de ácidos grasos, omega-3 y vitaminas B y E”.