
La comparación más extendida mundialmente entre un alimento y una parte del cuerpo es la de la nuez con el cerebro. Pero ¿qué hay de cierto en dicha comparación? ¿Qué hay de mito y qué hay de verdad para que la ciencia tenga un punto de anclaje donde agarrarse? ¿Es la nuez realmente la mayor fuente de energía para un cerebro cansado?
La doctora Marta Guasch conoce la comparativa entre la nuez y el cerebro, pero su riguroso trabajo en el departamento de nutrición le ha llevado a concluir que las nueces son mejor gasolina para el corazón que para el cerebro. Un cambio de órgano vital que tiene que ver con el perfil nutricional de la nuez. “Las nueces tienen una composición ligeramente distinta de los otros frutos secos porque contienen cantidades más altas de alfa-linolénico, que es un ácido graso omega-3 parecido al que tiene el pescado, y muchas veces se analizan por separado de otros frutos secos que contienen cantidades más altas de grasas monoinsaturadas”.
Los frutos secos, y las nueces en concreto, contienen muchas propiedades nutricionales asociadas con beneficios para la salud es algo asimilado por todos, pero hay otros aspectos menos conocidos. “Las nueces son ricas en otras vitaminas, minerales y antioxidantes. Muchos estudios científicos, incluyendo estudios observacionales y de intervención, han demostrado que consumir nueces, y también otros frutos secos, puede ayudar a prevenir las enfermedades del corazón a través de mecanismos como mejora del perfil lipídico, eso es el colesterol, y por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias”.