
La nuez es el fruto del nogal, de forma redondeada y cáscara rugosa. En su interior contiene la parte comestible. Hace unos 7.000 mil años la civilización mesopotámica comenzó a cultivar uno de los árboles frutales más viejos que existen. Desde entonces, este fruto seco complementa todo tipo de recetas, desde postres o licores hasta encurtidos.
Desde su aparición en Mesopotamia, se han generado más de 50 variedades diferentes de nueces en el planeta. Tan solo en España, este fruto seco crece a lo largo de 8.000 hectáreas situadas principalmente en la mitad norte de la península.
Cuenta la leyenda que Alejandro Magno introdujo las nueces desde Persia a Grecia -por eso ahí es conocida como nuez persa-, y que fueron los romanos quienes bautizaron a las nueces como Juglans Regia, su actual nombre científico, lo que se traduciría como glándulas de Júpiter. No es un nombre al azar: ellos consideraban estos frutos como un alimento de los dioses. Su peculiar forma fue una de las probables razones: esa cáscara leñosa, dura y rugosa alberga cuatro semillas suaves cuya forma recuerda al cerebro humano.